12 de febrero de 2018

El oficinista

Mi vida aparentemente es la misma. Me levanto a mi hora y, poco después, salgo hacia el trabajo donde voy dando salida a los papeles que otros dejan en mi mesa. A las dos, con los compañeros, como donde siempre un menú que se repite servido por una muchacha nueva. Sin embargo, hace días que no siento sopor tras la comida, que me escucho bromear y encuentro una sonrisa en el espejo; y pienso, es curioso el amor, muy curioso.

(microrrelato incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)

3 comentarios:

  1. Sí, bastante curioso, al menos rompe la monotonía.
    Besicos muchos

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  2. Nada vuelve a ser igual tras un flechazo. Dicho así puede parecer un tópico, como tú lo cuentas queda muy bien.
    Un abrazo, Luisa

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